lunes, 2 de diciembre de 2013

SE DESPERTABA EL DÍA

- 65 -

Me parecía haber visto una sombra alrededor de la niebla.
Temblaban mis manos de anticipación, no sabiendo qué me encontraría...
la imaginación volaba, y volaba entre dos mundos...
una mirada que creía olvidada y un rumor avanzaban por los pasillos...

Hacía frío.

Fuera se despertaba el día en medio del rugido del mar
y yo estaba sola, aterida, desilusionada...
muriendo poco a poco al saberte vacío.

Enredaba mi pelo mesándolo con los dedos...
como una caricia que se enroscaba en mi corazón
y ya no pensaba, ni sentía, ni vivía.

De pronto, entre la oscuridad se oyó el latido de algo vivo,
alguien se acercaba sigilosamente, dándome ocasión de desear que fueras tú...
Y cuando la luz bañó tu rostro, y tu sonrisa iluminó mi mirada,
la imaginación volvió a mí,
dándome el fuego que se había apagado por momentos en mi hogar...
El tiempo se cruzó entre el pasado y el presente
regalándome, por fin, lo que yo quería...:

Que tus manos lograran llenar mi vacío
y regresaras a tu lugar de siempre,
en mi mente, en mis sueños, de dónde no debiste salir nunca....


SIENTO EN MI ALMA...


(Este relato ha salido del baúl de los recuerdos. Escrito en 1981. Tenía 16 años...)

Siento en mi alma aquella libertad perdida,
que resuena en mis oídos a modo de castañuelas.

Presiento las nubes sobre mi, cargadas de lágrimas
y cómo el viento juega y el rocío me baña.

Noto ya en mis manos que la brisa envuelve mis sueños,
los pasos se oyen en el silencio y la noche me mira con amor...

Pongo en mi cabello las flores que me dio el alba
y el suelo estalla en mil colores que me rozan al pasar,

todo me lo das, me lo envuelves en sedas,
y yo te amo como siempre, porque tus ojos son mi mundo...