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Mañana...
Para sentir el pulso en las venas, y creer que una mirada tan solo, puede llenar mi vacío.
Un beso, una caricia suave... el contacto de tu piel... Mañana.
Tan lejana que no controlo que se acerca. Tan oblicua y rasada. Una mirada a mi alma, estremeciendo la tarde cuando las sombras alcanzan mi voz y tu sonrisa.
A través de los minutos que se escaparán entre nosotros, sin llegar a pronunciar esas palabras... Mañana.
Un día cualquiera, en una estación volátil y sin red. Saltar en el tiempo, robar los segundos, estar ya contigo. Mañana...
Acercarme a los nudos de mis sueños, tejiéndonos la risa y las palabras. Abrazar tus abrazos y sentirme en ti. Dejando a un lado los miedos y buscarte en el aire... Mañana.
Un día sólo, un momento a tu lado, y me esponjo entre tu cuerpo si pienso en quedarme. No tengo nada, nada confunde el lado oscuro de la tarde. Mañana...
Cubriré de besos el camino recorrido, con el cielo rasgado y la tormenta en la montaña, mañana. Incitaré a la música por los rincones, a sus letras imaginadas, al arrope de los bailes, a la luz de la mañana.
Mañana... tengo un corazón que no tiene nada, para que tú lo mezas entre tus manos y acunes mi espera entre esta noche y la salida del sol... mañana.
