viernes, 21 de marzo de 2014

PARA LLEGAR A TI

- 170 -

Dejaba atrás mis ratos de paz.
Acontecía el resquemor, el redaño y la congoja 
que se reflejaba a cada sainete que me otorgaba el día a día.

Como si no pudiera meditar, ni sentir.

Pero en la esencia del todo, habitaba yo,
cobardemente resguardada, sin converger el modo de dinamarme
ni el de terminar al final del camino.

Dejaba que persistiera esa soledad sin hacer nada a cambio.

El pensamiento se dispersaba entre regueros de percepciones, 
ideas, tristezas y nostalgias.

No abordaba nunca a concluir lo comenzado.

Cuánto me gustaría volver a avistar tu figura, verte sin tener que portar una venda.
Poder ser libre para mirarte sin recelo, poder comenzar una nueva historia, 
conocerte  y llegar a ti.

Quisiera tener una nueva oportunidad, 
aunque fuera sólo un momento, de estar contigo. 

Para tenerte si tú me dejaras, 
para combinar el tiempo con la lluvia que queda en el cristal.


DÍA 47

-DÍA 47- 

Me he visto negra para terminar los 5 km. 
Al final, y con mucho sacrificio, los he terminado en 33 minutos. 
Empecé muy bien y con muy buenas sensaciones. 

Siguiendo la pauta de los viernes en el Parque, no había casi nadie por allí. Una pena.  
La tarde estaba estupenda aunque un poco nublada, pero no hacía ese frío que habían asegurado que haría. Por consiguiente, no puedo entender dónde estaba la gente, ¿a dónde se van por las tardes?. 
También hay que tener en cuenta que anoche fue la Fiesta de la Primavera para los estudiantes y gente joven, así que comprendo que parte de la población cacereña estuviera durmiendo la siesta a esta hora (las 17:30 h). 
Los únicos que estaban tumbados en el césped, era el grupo que el otro día tocaban los bongos. Hoy no tenían bongos, por lo que han acompañado el ritmo de mi carrera con las palmas... Unas risas me he echado, claro... 

Pero cuando ya estaba acabando, me quedaba escasamente 1 km, me ha empezado a doler el estómago. Ya hacía tiempo que no me pasaba. No podía ser por lo que había comido al mediodía -arroz con un poquito de jamón-, por lo que, haciendo memoria, lo achaqué a los "panchitos" recubiertos de salsa "jalapeña" que picaban como el demonio y que había engullido a eso de las 14:00 h. 
La culpa ha sido de mis compañeros, por haber llevado la bolsa en cuestión, al trabajo y haberla sacado a esa tonta hora en que cualquier cosa es buena para comer. Sobre todo si se es tan "hambrina" como yo soy, que me como lo que sea cuando tengo hambre. Además, como no tengo medida, creo que yo sola he dado cuenta de media bolsa de esa mezcla de "guarrerías" que se inventan para "matar" el hambre. Total, que todavía estoy aquí con dolor de estómago y tomando antiácidos a granel.