martes, 3 de noviembre de 2015

CUANDO SE FUE...

-383-

Cada vez que se asomaba por aquellos montes, el viento le traía su recuerdo, y acariciaba suavemente los momentos que le llegaban emulando un pasado ya vencido. 
De tanto recordarle, su rostro, a veces, se desdibujaba y se convertía en humo. 

El día se hacía largo y tedioso entre la neblina de la mañana y la bruma de la noche, con su pensamiento siempre deshecho entre la sonrisa perdida entre aquellas montañas... 

Él se había ido con el último vestigio del sol, un día aciago y negro... Sin conocer si su vuelo tendría o no retorno, preguntándose si esperarle u olvidar...

No sabía que, desde el mismo momento en que se marchó, se convirtió en nube... 

Desconocía que se transformaba en viento y música cada vez que le recordaba entre aquellas cimas y, si alguna vez una lágrima se escapaba brotando sin razón, él recorría su rostro sintiéndola como si estuviera vivo, acariciándola en su recorrido hasta caer al vacío...

Le estremecía la piel, acercando sus besos fríos, y ella se abrazaba el cuerpo presintiendo su olor, el calor de su vida, el latido en sus venas... aunque todo se esfumaba entre el paisaje y la lluvia...
Esa lluvia que repartía la fragancia de la tarde entre los recuerdos y la música de sus palabras, como cuando pronunciaba su nombre...como ahora...en que su voz se escuchaba en el silencio, en la lejanía de aquellas montañas...


2 comentarios:

  1. Me gusto mucho. Gracias por escribirlo y compartirlo.

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    1. Gracias a ti, por leerlo y tener la sensibilidad de comprenderlo... Un saludo infinito...

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