lunes, 23 de diciembre de 2013

EL MONASTERIO (2)

2

       Anduvo lentamente hacia allí, sintiendo una aprensión en su pecho que antes no tenía. A medida que avanzaba iba escuchando sus propios pasos retumbar en el piso de piedra poniéndose cada vez más nervioso...Cuando lo tuvo al alcance de su mano creyó entrever una sombra que, estática, parecía que le observara desde el fondo de la nave, justo en el lado contrario por dónde él había entrado... podría jurar que se oía quedamente un leve estertor que provenía de aquella figura...
       Su mente racional le decía que era una simple estatua -al fin y al cabo, aquello parecía una iglesia-. Pero su inquieta imaginación afirmaba fehacientemente que aquello era un ser, si no de carne y hueso, sí respirando de alguna manera...El aliento se le volvió vaho, al transformar su valentía en miedo...

       De pronto, aquella figura comenzó a avanzar hacia él deslizándose suavemente con un sinuoso y leve movimiento. Parecía que flotaba...El temor paralizó sus miembros, negando a sus piernas el más primitivo de sus instintos: huir.
       La figura se paró a escasos metros de él, antes que alguna de aquellas altas ventanas pudiera arrojar un atisbo de luz... La noche, de todas formas, había ido tomando su sitio y las nubes impedían que la luna regalara algo de su claridad...

      Cuando logró que sus ojos se fijasen más atentamente en aquello, comprobó que, si bien parecía que respiraba, no daba otras señales de vida... Aguzó la vista para poder distinguir su rostro a través de las sombras. Aquello parecía una mujer... con la suave silueta de su cuerpo envuelta en una túnica blanquecina completamente destrozada, con jirones de tela que envolvía unos pechos femeninos. Pero lo verdaderamente siniestro eran sus ojos... o la falta de ellos, porque aquel rostro estaba como vacío, sólo se apreciaban las cuencas negras y profundas donde debieran estar sus glóbulos oculares, pareciendo mirarle fijamente sin ver, desde aquella cara pálida de huesos prominentes, casi sin carne en sus mejillas, con los labios formando una siniestra sonrisa... Una de sus manos descarnadas apuntaron hacia una puerta lateral que no había visto hasta ese momento, y que comenzó a abrirse tan lentamente que estuvo contando los segundos de su vida, sintiendo el sudor frío recorriéndole la nuca, bajando por su espalda y llenando de pánico su corazón desbocado...


No hay comentarios:

Publicar un comentario