lunes, 16 de diciembre de 2013

UNA MULTITUD

- 78 -


Me salto la encrucijada del camino, y hago tres cruces en lo alto... sabiendo que no pasará nada, porque ya está escrito... en el destino, en ese libro mágico...

Me detengo sin saber por dónde cruzar. Como teniendo un puente de madera inseguro y sin control sobre mis manos temblorosas... El cielo está encapotado, plomizo, denso...
Descarga su furia sobre mi y me desgarra en llanto.

Una voz se escucha en la lejanía cada vez más cerca. Canta trozos de mi vida que yo ya conozco y no comprendo...
Quedo allí tumbada en medio de la nada. La oscuridad cerniéndose en mi cabeza no dejándome pensar con claridad. Tengo que salir de aquí. Me despojo de todo lo que no me sirve. Me quito las ropas que me sobran y me quedo desnuda.

De pronto, a lo lejos observo tu figura llegar entre penumbras.
Vas silbando una triste melodía que llena mi espacio...
Al verme, tus ojos se abren y me dejan entrar en ellos, como la luz, como un latido...
Tampoco llevas ropas ni abrigos, nada entre nuestros cuerpos hace que nos avergoncemos, porque nuestra desnudez es hermosa, sin ataduras, sin huellas ni heridas... sólo dos cuerpos: Un hombre, una mujer... complementándose entre nosotros, abrazándonos, no dejando piel sin tocar, desde lo más profundo.
No importan las sombras ni la luz. No queremos el aire ni la brisa que nos envuelve... sólo estamos nosotros, en nuestro mundo... sin sentirnos inseguros o indiferentes, no estamos solos, somos dos, somos una multitud...





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