lunes, 16 de diciembre de 2013

EN EL PARQUE (6)


Llevaban viéndose varios meses, sin tener claro si tenían una relación o no. 
Javier se preguntaba a qué estaba esperando para decidirse. 
Desde que la conocía, no había vuelto a tener problemas. Su vida transcurría, dentro de lo que cabe, casi monótona. Si monótona se podía llamar su vida. 
En la medida que podía y su trabajo le dejaba, procuraba mantener a Isabel al margen de sus preocupaciones. Su constante era no ahondar mucho en sus secretos, para así alejarla del peligro y la decepción...

Isabel no sabía a qué atenerse. 
Por un lado empezaba a encontrar imprescindible el estar con él. 
Pero por otro, intuía que algo no encajaba, y no sabía qué era. Él era amable, simpático y extremadamente educado, pero parecía que ahí acababa la cosa. 
Aún no la había besado, posiblemente porque sólo la veía como una amiga más. 
No obstante, cuando la miraba ella presentía la profundidad de sus ojos, que la envolvían dejándola sin aliento, y era entonces, en esos momentos, cuando se sentía confusa al no saber interpretar sus sentimientos.

Corrían juntos por el parque, como casi todas las tardes. 
De vez en cuando, entre los jadeos de sus respiraciones, se miraban y sonreían. Sin hablar. A veces, era mejor así. Sin palabras se decían más, se comprendían mejor.

Era una tarde fría de otoño, el sol se iba apagando y empezaban a aparecer las primeras luces del atardecer, cuando un resplandor brilló entre los árboles. 
Sólo sonó el chasquido de algo que chocaba en el banco que acababan de pasar. 
Isabel se quedó paralizada, ¿eso había sido un disparo?- pensó. 

Con un rápido movimiento, Javier la empujó entre los setos, obligándola a tumbarse boca a bajo. Con su cuerpo cubrió el suyo, susurrándole al oído:

- No te muevas. Quédate aquí, y no te muevas...


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