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(Escrito en 1981, con 16 años, y está dedicado a mi amiga del alma Milagros. Para ti, Micro, por todo, por siempre...):
Eres como el agua, transparente corazón lejano;
como la niebla, húmedas manos bañadas en rocío, tus labios infinitos se posan en mi alma, y tus brazos abiertos me brindan el mundo entero.
Bajo el cielo inmenso, bajo la luna blanca, me miras entre sueños...
Brillantes como estrellas son tus ojos y escucho tu voz como entre una lucha del mar y las rocas...
Sé que en tu pensamiento vuelo hacia el horizonte, siempre libre y con el alma dispersa.
También sé que tus pasos caminan junto a los míos; ahora incluso, la libertad se asoma ante nosotras, porque las flores de la vida nos sonríen y nos hablan...nos dicen palabras sueltas, murmullos, risas, canciones...
y brillamos y somos como el viento y como el mar, como la brisa fresca del amanecer de cada día,
para traernos la una con la otra, en una AMISTAD que se escribe con mayúsculas.