domingo, 22 de septiembre de 2019

EL OTOÑO

(Poema del libro "Claroscuro de octubre" de Cora Ibáñez.
Ilustración de Adonay Kustanilló)


Aparece la media luz
y las palabras se desprenden,
hoja por hoja,
en ese susurro de formas
en los que damos silencio quieto
al beso del otoño.

Comunión de seres mágicos,
en el horizonte vespertino,
que nacen de susurros al viento,
entre colores ocres y naranjas,
cuando caen las letras barajadas
y se convierten en poemas.

Otoño de fuego fundido,
nostálgica música en color,
cuando el beso se posa y se agita,
y llueve con esa cadencia fina,
en ese latir despacio,
en el que llega la noche y nos mece.

El otoño con su aroma,
quietud, desafío, amor...
Se nublan las miradas,
se sobrecogen los sentimientos
en sueños llenos,
visiones terrosas
que se desgranan lentamente.

De repente es otoño,
y beso el aire que te forma en mis sueños,
cuando no te tengo cerca
desaparece tu halo de luz,
cae la mañana después de un nudo,
olor a limpio y tempestad.

El otoño con su beso,
ese beso que llega y se queda,
ni muere, ni se deforma,
regala su savia y nos desdibuja,
mezcla la vida y el amor
en esta noche tibia del otoño maduro...


martes, 10 de julio de 2018

Divagaciones


Comienzo a andar. Voy cogiendo ritmo, botella en mano. De pronto me doy cuenta que estoy ahí, en el suelo, sin poder despegarme de mis zapatillas:

-          Anda! No me había dado cuenta que siempre estás ahí.
-          Claro que sí. Dónde crees si no? que iba a poder escaparme?
-          Me gusta cuando llevo el sol detrás. Puedo admirar tu figura.
-          Te has dado cuenta que siempre es la misma?
-          En eso estaba pensando cuando te he visto. Eres mi yo joven y fuerte. Mi yo sin arrugas ni michelines. Eres mi yo más bonito.
-          No creas. No soy real. Ni siquiera tengo un cuerpo entero. Solo soy sombras.
-          Ya, pero mira, cuando te pones de perfil, veo la silueta de tu cara. Es la misma de siempre. Aquella que reconozco como mía. La que me gusta. Y la figura… Por ti no pasan los años, no tienes cansancio, ni sed.
-          Ainsss… no sabes lo que dices. No quieras parecerte a mí, nada más que lo necesario. Ahora te llevo de frente. Pero dentro de un rato, cuando llegues al puente de la Rotonda y des la vuelta, tendré que seguirte todo el camino. Eso ya no me gusta tanto. No puedo sentir esa sed, ni vislumbrar esos poemas que ya te rondan en la cabeza, con solo mirar un árbol o una hormiga. No quieras ser como yo. Siempre oscura, sin matices ni colores.
-          Bueno. Puede que tengas razón. Mira, en este momento doy la vuelta y ya estás a mi espalda. Es verdad. Es triste no poder tener libertad para volar. Tú que podrías, si se pudiera…  
-          Déjate de tanto pensar y aligera que a este paso no vas a llegar a ningún sitio…
-          Tséee.. mira que tener conversaciones con mi sombra y no tener nunca la misma opinión?… En fin. Anda, cállate ya  y no seas tan pesimista…