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Deshaciéndose
el alma envuelta en jirones,
Empujándome
y arrugando mi vida,
desgarrándome
después, sin tener un motivo.
Dejándome
con la palabra amarga en los labios,
sin
fondo ni techo, ni forma, ni cuerpo, ni color...
Por
tenerme escondida entre rejas,
con
lágrimas que jamás llegan a ningún sitio...
Me
rompo entre sollozos
que
llegan hasta mi garganta,
pero
que nunca aparecen entre los rescoldos de mi vida.
Nace
el silencio y me muevo sin ruido,
no
tengo escapatoria, no tengo salida...
Quisiera
desaparecer... y aquí sigo...
No
soy yo. No soy nada, porque nunca fui...