viernes, 20 de diciembre de 2013

EN EL PARQUE (2)

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Corría por el Parque pensando que hoy ya no la vería, cuando la sintió de lejos... pero no iba sola, una chica corría junto a ella... parecían felices, ajenas a la angustia que sufría él al no poder tener la oportunidad de hablarle, y decirle... no sabía el qué... 
Cuando se cruzó con ellas, quiso que su imagen se quedara grabada en su memoria tanto tiempo como fuera posible... y se quedó mirando, con todo el mundo puesto en sus emociones. 
Ella le devolvió la mirada y la sonrisa le subió a los ojos, una sonrisa de reconocimiento y casi afecto. Como si ellos ya se conocieran...

Cuando ella le miró, sólo se preguntó qué estaría pensando él... si de alguna manera sabría que era ella la que iba a correr por allí todos los días... creyó que si se cruzaban, él podría decirle algo, o tal vez ella misma se atrevería a dar un primer paso... pero hoy no iba sola y no iba a tener oportunidad. 
Su cuerpo atlético la fascinaba, no lograba desprenderse de la ilógica sensación de conocerle de alguna manera, pero en verdad, no sabía nada de él... 
Se acercaba, ya estaba allí... mirándola, cuando la sonrisa le cubrió el gesto de sorpresa, ella enredó sus ojos en su boca sin poder desprenderse... 

Cuando pasaron casi rozándose... fue más fuerte el impulso, no pudieron resistirse y los dos, a la vez, voltearon la cabeza para seguir unidos un instante más...:

- ¿Mañana por aquí? Dijo él.
- Sí. A la misma hora... Contestó ella...

AHÍ ESTÁS...

- 82 -

La sonrisa no solo estaba en tu boca, también subió a tu mirada.
Se iluminaba tu cara cuando hablabas,
imaginando que me dedicabas un atisbo de interés 
en esos tus ojos marrones, cálidos y sugerentes...
Cuando te escuchaba, en un susurro tibio y dulce,
cuando el timbre de tu voz me llenaba de paz el cerebro,
y conseguían tus palabras entrar en mí...
Cuando me quedaba mirándote y perdiéndome en tu rostro,
para abarcarlo todo, para quedarme con tus rasgos.
Con tus pequeños defectos, que se vuelven hermosos...
Me atrae el roce de tus manos con las mías, como quien no quiere la cosa...
Dedos finos, masculinos, queriendo llegar a ellos de alguna manera.
Tu risa me nubla la mente, tan cristalina y natural,
tan sincera que llega hasta mi corazón en forma de latido intenso.
Un breve instante, una conversación superficial, con trasfondo,
dejando escapar la imaginación y un sueño nuevo...
Llegamos, todo vuelve a ser real, el corto tiempo que hemos pasado...
las palabras que se quedaron atrás, el tiempo que no supo crecer entre nosotros...
una despedida y me hundo en tu mirada, deseando encontrarte detrás...
Sí, ahí estás, para mí... como yo intuía...