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Hace días que no siento la lluvia en mis huesos, la cálida luz del amanecer cuando me siento sola y espanto a los duendes que se asoman a los sueños.
Hace días que no escucho el murmullo del viento, y la tarde se vuelve roja citándome para un beso, en los entresijos de unos versos marchitos.
Hace días que no recojo las nubes de mi memoria y descanso mis pies después de recorrer un trayecto largo y vacío...
Hace días que no miro las estrellas del cielo y recuento las gotas que desgranan los latidos de mi corazón, para encontrarte y no llorar más...