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La niebla se mezcla en el pensamiento de los
sueños.
Después de una noche interminable, llega la luz
del día.
Dolor y cansancio a partes iguales,
sin pasos que traigan música en una copa.
El baile y su hormigueo dejó la noche entre sus
hombros.
Ya no estaba descalza tan sólo,
su sonrisa fue haciendo jirones hasta borrarse
en el amanecer.
En un despliegue de sueños en blanco
y bostezos entrecortados de fuego sereno,
quería el descanso de su mirada y su sueño…
De
Adonay Kustanilló
Acrílico sobre lienzo
80 x 80 cm