- 308 -
Mientras daba un paso detrás de otro,
la cadencia del tiempo se paraba
llenando con esa musicalidad
que me dan las palabras no sonadas.
Se encienden en mi cabeza
formando un compendio de ideas
que se desarrollan al compás de mis pasos.
El camino se vuelve angosto
y se ensancha a parte iguales.
Dando su vaivén como la vida.
Y esas gotas de agua
que se van quedando en mis pies
mientras piso lo que voy dejando atrás.
Son como las lágrimas
que tantas veces derramé en esta carrera.
Las frustraciones y la amargura dieron paso a la belleza.
Las noches se vuelven claras
y me permiten escuchar el sonido del viento en mi ventana.
Como cuando está abierta
y se escapa la incertidumbre y el miedo por sus rendijas.
Ese soplo me devuelve mi persona,
haciendo del recorrido un paseo de deseos hallados
reflejándose en mis ojos...
Detrás viene la serenidad que da la felicidad
de tener el corazón descansado.