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Mojaba mis ojos la lluvia que caía finamente y mi pensamiento sobrevolaba la tarde perfecta llenando de libertad mi rostro.
Mojaban mis ojos las lágrimas confundidas con la lluvia. Mientras la música caía sin red entre mi corazón y mis oídos. Subiendo el tono hasta hacerla mía.
Mojaban mis ojos y me confundía la imaginación haciendo vislumbrar la luz mortecina que se extendía ante mí. Se quedaba el tiempo quieto, en el espacio en el que el pulso saltaba en mis venas. El aire frio llenaba mis pulmones, bailando al ritmo de mis piernas, corriendo para no llegar a ningún sitio.
Mojaban mis ojos y se estremecía el aire entre los árboles dotándoles de notas discordantes que me embebía el camino y el barro de mis pies.
Nada era lo que parecía. Porque me sentía volar entre niebla. Mientras, el silencio se iba acercando y me rodeaba sin llegar a tocarme nunca.
Por eso mojaban mis ojos y respiraba hondo y todo el aire era para mí, llenándome de vida a cada paso, hasta no poder más. Se escapó el sentimiento por entre mis ojos, convirtiendo las lágrimas en gotas de cielo, confundiéndose con la lluvia y con el color de la libertad.