sábado, 21 de junio de 2014

NADA ES LO QUE PARECE

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Nada es lo que parece.
Ni los sueños ni mis ilusiones.
Destapar la maquinaria de la verdad y desnudar el pensamiento que recorre el espacio cercano a ti.

Sólo son expectativas.

Los sueños no siempre se hacen realidad.
Abriendo los ojos para mirar el ambarino de tus iris y preguntarme quién eres.

Nada es lo que parece.
Ni mis palabras ni las letras que lo conforman.
Sólo una casualidad convierte la realidad en razón para mí.

Y me trae el eco de tu voz a través del hilo de la mañana,
envolviendo mi corazón en tiras de gasa para no sangrar otra vez.
Nada es lo que parece porque todo es confuso.

Esperar la nada en un espejo en el que rebotan mis inquietudes.
Adelantándose a las circunstancias, me crecen los latidos a intervalos,
entre el pulso de mis venas  y el interrogante de tu mirada.

No podrías comprender mis retazos del invierno,
ahora que el calor deriva entre la gente cuando te busco.
Es tan complejo e imprevisible que sin saber nada de ti,
quisiera conocerte en trazos.

Nada es lo que parece,
teniendo una oportunidad de abrazar esos sentimientos encontrados que retengo,
pululando entre mis manos vacías.

Por una vez poder, en un segundo, desentrañar esa tela de araña que me comunica sin palabras contigo.
Hacerte llegar el deseo de ver en tus ojos una mirada diferente.
Salvando las distancias y entrando en ese mundo paralelo que quiero conocer.
Nada es lo que parece,
y sin embargo... es todo lo que deseo.