lunes, 12 de enero de 2015

DÍA 84. Día 16 del año 2

DÍA 84
Día 16 del año 2

He terminado los 5 km sin mayor problema. Por eso voy a diseccionar la carrera, tal y como yo la veo:
1º Km. Es el más fácil. Vas de refresco y casi todo es cuesta abajo. Piensas y evalúas cómo está tu cuerpo: agujetas de los días anteriores, pequeñas molestias en los gemelos, respiración acompasada o ligera tos... y realizas un examen exhaustivo de todos los músculos. Casi llegando al primer kilómetro recorrido te encuentras la primera gran cuesta. No pasa nada. Estás empezando y tus energías las notas intactas. Cuando la voz monjil del programa canta lo del primer kilómetro y el ritmo de vuelta, piensas en que has ido muy deprisa y necesitas frenar un poco.
2º Km. No es que tengas que frenar un poco, es que el cuerpo no te va a permitir llevar ese ritmo todo el recorrido. Máxime cuando a partir de aquí, todo es ligeramente ascendente, con alguna que otra cuesta pronunciada (y la consiguiente bajada y recuperación, sí...) pero hasta llegar al 3º Km. es el peor tramo. Al menos para mí. No ves el final del camino, todo hacia arriba, todo tedioso. Es cuando empiezan a entrarte ganas de parar y piensas "llegaré al final del 3º km. y lo dejo, total, no pasa nada, no me va la vida en ello, para qué sufrir, para qué hago ésto...", pero de repente, empieza el mejor tramo de la carrera. 
3º Km. Sin duda, el mejor. Vienes de vuelta, por consiguiente todo el trayecto es ligeramente hacia abajo, con algunos tramos rectos. Piensas que todo es perfecto, y en cómo has podido llegar a pensar en parar, si podrías seguir así, a ese ritmo, horas y horas... Es cuando te fijas en el paisaje y en las personas con las que te cruzas, es el momento feliz de la carrera, estás exultante y llena de vigor. Pero...
4º Km. Es el más tedioso. Llevas las fuerzas al límite y si eso fuera poco, te toca volver a subir la primera cuesta pronunciada que, al principio de la carrera subiste tan alegremente. Ahora, no sabes si llegarás al final de la misma. Cada paso que das es peor que el anterior. Te da la sensación que, en vez de avanzar, vas retrocediendo y las piernas te pesan y las fuerzas te fallan. Pero piensas "si ya has llegado hasta aquí... ¿qué te cuesta un poco de esfuerzo más? Venga, Cora, ánimo, tú puedes, es sólo un kilómetro escaso el que te queda..." Uffffff... Esas benditas endorfinas... qué haría yo sin ellas.
5º Km. Tus fuerzas van al límite, pero de pronto, todo es cuesta abajo otra vez... Las piernas quieren volar, tus energías se renuevan y tienes ganas de terminar cuanto antes, por lo que aprietas los dientes y le das alas a tus piernas... ellas ya saben lo que tienen que hacer. En seguida coges un buen ritmo y aceleras sin más... Sólo piensas en que ya estás terminando... Y en ese mismo momento, la voz te anuncia que has llegado a los 5 km y tú vas parando paulatinamente, satisfecha y feliz. Feliz de haberlo conseguido un día más... 
Y ya sólo piensas en el próximo día. En que correrás mejor y tendrás un mejor ritmo...