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La
neblina se extingue y embellece ese rayito de luz que se cuela sin
querer entre el amanecer y el sueño.... para tenerlo todo controlado
y sopesar los problemas tal y cómo vengan...
La luz, mortecina, se va
tornando en tonos iridiscentes, incluso con calor cuando te pienso y
comprendo que no va a cambiar nada...:
Te digo y te hablo,
entre
veladamente, entre los colores del arco iris...
Pero te siento tan
lejos que casi no te siento... y ese amor... el que yo creía, ese se
difumina. Desaparece sin haber sido nunca... tal vez no quiero.
No
quiero que se extinga, pero agoniza a cada paso que da...
Cuando te
pienso que no te tengo como yo quisiera, cuando te tengo y no te
siento como yo soñé... entonces es cuando creo que ya nada será
como antes y no averiguo el próximo paso, la siguiente sombra con la
que sentir, con la que crear, con la que soñar...
Por
eso, dado el peso del tiempo, propongo:
no ejecutar los momentos,
no
alejar el ánimo al abismo,
no llevar nada de más en la angustia de
gastar
esos minutos que tengo en la vida...
lo que venga vendrá...
Y
si eres tú...
Sí,
tú...
El que no lo sabe, (pero lo intuye)
el que no lo sospecha, (pero se acuerda)
el que se esconde, (porque no se atreve)
el que no cree, (pero sospecha)
el que no quiere, (pero no dice adiós)
el que no
sospecha, (pero lo crea)
el que fue un día... y luego se fue...
si fueras tú...
Todo sería mucho mejor.