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Llueve...
y de vez en cuando... grita también.
Los cristales me devuelven la ilusión a la música del cielo,
con su tintineo y el grosor de las notas
difuminándose entre medias.
Llueve...
cayendo con furia a veces.
Con media luz y el tiempo apagado...
Al compás de mi sonrisa que surge entre las ventanas...
Llueve...
y calma mi corazón...
imaginando el sabor de la tierra entre los árboles verdes,
soñando con las alas puestas dispuesta a volar otra vez...
Mientras tengo la claridad del horizonte
y gotean poco a poco los regueros del otoño a flor de piel...
Llueve...
y me nace la esperanza de que todo vuelve a su sitio,
con sonidos que retumban en mi calle,
con furia y voces al viento...
para que se escuchen en esta tarde gris que me acompaña
y me llevan a un segundo de felicidad pura...
Llueve...
para pensarte y añorar que ahora no estabas conmigo...