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Vuelan las musas entre la noche estival, dejando un reguero de fiesta y luz. La estela de fuego en mis ansias de vida, naturaleza que converge en los sueños quietos.
- Esas hadas que danzan en pos de una imagen que me envuelve la juventud entre el otoño ahora olvidado y que regresa una y otra vez -.
Vuelan las musas y me imprime su óptima luz. En esa cola de estrellas lacerantes que sofocan el ruido quemado en una hoja de papel vacía.
- Esas hadas que destilan poemas incompletos y que socorren mis nieblas y el adelanto de la noche mágica -.
Vuelan las musas y despierta mi velo, soñando con voces armoniosas en mi halo secreto. Tan dentro de los entresijos que forman parte de mis venas.
- Esas hadas que acunan momentos que nunca pasaron y que envuelve mi cuarto en mil notas musicales -.
Vuelan las musas y regalan colores en un lienzo blanco de esperanzas inútiles del verano. Esperando que lleguen los versos lentamente en trozos de tinta.
- Esas hadas que limpian el día y despiertan la tarde en tinturas serenas -.
Vuelan las musas y se alarga el estado de las calles silenciosas y sus muros aletargados, testigos mudos de los pasos quietos y del alma tranquila.
- Esas hadas que arañan la niebla que componen la brisa serena de mi alma nocturna en la noche más corta... -
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