Día 107
Día 1 del año 4
Parece mentira, pero no escribía nada de mis "correrías" al menos desde hace un año.
Aunque he salido al parque en otras ocasiones, no he tenido ganas de poner ninguna crónica.
Contaros que el parque está empezando a salir de su letargo invernal poco a poco.
Aunque he salido al parque en otras ocasiones, no he tenido ganas de poner ninguna crónica.
Contaros que el parque está empezando a salir de su letargo invernal poco a poco.
Algunos árboles ya tienen flores, preludio de los primeros
coletazos primaverales. Eso ayuda a que el ejercicio se me haga más
llevadero. El paisaje invernal no me gusta mucho. Los árboles parecen dormidos y desnudos. Como sin alegría.
He trotado con paso suave, sin prisas, ni agobios. Hacía mucho que no
lo hacía y no quería fastidiarlo con tirones, dolores musculares u otras
causas. La primera cuesta, bien. Sin problemas en un principio. He
subido a buen ritmo y cuando he llegado arriba, creí que había llegado
al final de mis días. Aún así seguí trotando, casi con ritmo, menos
alegremente que durante el primer kilómetro, intentando no pensar en el
cansancio, en la bolsita de aire alojada en el costado, en la falta de
respiración, o en las piernas que me pesaban un montón.
En el
segundo kilómetro, venía la prueba de fuego: la segunda cuesta. En una
décima de segundo mis piernas (ellas solas, sin contar conmigo para
nada), han optado por seguir el caminillo que estaba al lado y trotar
por llano, pasando totalmente de la cuesta. De esa manera he podido
llegar al tercer kilómetro sin pensar en mis últimos instantes de vida.
Porque debéis saber que, al tener kilos de más, es como llevar una
mochila con peso repartido por todo el cuerpo. Y lo que antes era un
pequeño esfuerzo, ahora se ha convertido en algo mucho más pesado y con
mucho más esfuerzo. No sabía que el culete podría a llegar a pesar
tanto, hasta que he tenido que subirlo y bajarlo por esos caminos...
Pero lo mejor ha sido que, cuando creí que ya no podría más,
todo se ha regulado, he trotado el último kilómetro muy cómoda. A mi
ritmo. Con mi música, en mi mundo interno...
Ha sido muy bonito.
Las endorfinas han vuelto a mí. Espero que se queden una temporada por
aquí. He vuelto a encontrarme con aquellas sensaciones que tenía cuando
salía a correr... Espero que las agujetas me dejen volver mañana mismo
!!