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Era la magia la que movía las hojas,
trasladando el día a un anochecer sin límites.
El aire me traía los recuerdos del otoño
en una tarde de primavera.
El sonido del viento suave que mecía los sueños
al compás de mil notas en el camino...
Mis pasos se detenían entre el fragor de la lluvia,
y los pensamientos se arremolinaban en torno tuyo.
Era la magia la que movía las hojas
y los recuerdos de otras tardes
en las que las lágrimas se agolpaban en mi garganta
que ahora dan el júbilo y las ganas de vivir.
Cada beso que dejo en tu piel
me lleva a dibujar la noche a tu alrededor.
Al conjugar la sonrisa entre la niebla
que me trae un rato junto a ti, en este día tan vacío...
Era la magia la que movía las hojas,
no queriéndose ir de entre la música que marca mi corazón.
Al compás de los sentimientos que encadenas,
haciendo jirones mi piel.
Y me fundo en tu mirada de nuevo,
como si nunca me hubiera perdido en ti.
Tantas horas llenas con tus manos
para regalarme un año...
Era la magia, la que movía las hojas...
y mis pasos para encontrarte,
después de tanto tiempo...
Sí, era la magia, la que movía las hojas...