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Por miedo a hacerte daño,
fundí mi corazón en brasas para estar entre tus brazos, queriendo
ser beso y quedarme en tus labios.
Por miedo a sentirte otra
vez, apagué mi deseo en lágrimas, queriendo estar en tus ojos y
hundirme contigo entre la marea y el mar,
Por miedo a no
encontrarte, me perdí en ese bosque ocre que tenías, queriendo ser
un cuerpo bailando entre la música, teniéndote dentro en un
vaivén...
Por miedo a que no me
quisieras, me escondí entre el sol y la niebla, queriendo gritar tu
nombre al viento, escuchando tu voz sin que nada importe después...
Por miedo a quererte yo,
olvidé mis sentimientos en el camino..., queriendo que la música me
transportara, sin cuerpo, sin esfuerzo, elevándome libre, sin
ataduras ni vestidos...
Por miedo a ser yo, me
transformaba en las notas de una guitarra, limpia y nítida tensando
mi corazón, mientras te vas, alejándote de todo, con tu voz que me
lleva y me trae.
Por miedo a no verte, mi
alma se desgarra y los trozos de mi corazón se esparcen donde tú
estés, con las manos extendidas, hasta aprisionarte y no dejarte
escapar otra vez.