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De vez en cuando miraba hacia abajo y veía la risa fundirse en su cuerpo, mientras se abrazaban.
En silencio pasaban los fonemas con los que construía las frase que tejía en su interior y le iba dando pedacitos.
Ella besaba su estela y construía poco a poco un puente por donde cruzar y abrazarlo.
A pesar de estar tan cerca aún le sentía lejos...
Sólo un paso más, sólo un minuto de menos.
Al terminar el día y poder fundirse su aliento, sentía reír de su risa, llorar con sus lágrimas, verse juntos de nuevo.
Entrecruzando pensamientos y sensaciones, después de tanto tiempo, escucharse y ofrecerse, sentir sus cuerpos...
Al pasar las horas y quedar quietos, mirando el mismo punto que un día los unirá.
Es un sueño. Pero a veces, los sueños también se cumplen.
A veces, los sueños se hacen realidad.