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Cierro los ojos y no te
siento,
no sé si puedo vivir sin
necesitarte,
me retraigo y no escucho
cómo mi nombre se nombra,
no quiero quererte.
Rodeo las palabras y no
las pronuncio ni las escribo,
tu sabor recuerda mi
boca, construyendo gritos mudos,
no dejar nada al azar, no
vienes, ni vas, ni estás,
no quiero quererte.
Quiero que sueñes
conmigo, y me abraces hoy,
si el recuerdo te
molesta, no pienses,
ni hables, ni escuches,
no beses,
no quiero quererte....
Esconderme y no pensar,
ni sentir, tendida en el suelo,
evadirme difuminando el
paisaje,
con la niebla y el frío,
detrás del espejo,
no quiero quererte...
y me confundo, porque no
conozco mi interior,
Pronuncio una pregunta,
espero una respuesta,
no quiero saberlo, ni
tenerlo,
no quiero quererte...
y sin embargo no guardo
más que dos recuerdos:
que ni siquiera te
quiero, y que no quiero quererte,
aunque te sueñe cada
minuto,
aunque te extrañe en mi
camino,
no quiero, no... No
quiero quererte, pero te quiero.
