DÍA 46
He tenido una tarde fantástica para correr. 5 km en 32 minutos y pico. El clima era fabuloso y no había perros sueltos.
Los bichillos que pululan entre los árboles me han engañado... Hoy se habían posicionado en otro sitio y cuando he pasado por el habitual me he sorprendido al no encontrarlos, pensé que ya me los había comido casi todos, y por eso no estaban allí... Ingenua de mí!!!! Me esperaban en otro rinconcito del Parque, agazapados y escondidos, dispuestos a sorprenderme... pero no se han salido con la suya, porque en un arranque de buenos reflejos, los he esquivado magistralmente. Parecía un boxeador cuando hace ejercicios de calentamiento.
Había mucha gente tumbada al sol, aprovechando la buena tarde...
En la primera vuelta, un grupo de chicos estaba tocando los bongos, y han empezado a seguir el ritmo de mi marcha: bong, bong, bon-bon; bong, bong, bon-bon...
He creído que era casualidad, hasta que he vuelto a pasar y han vuelto a tocarlos más fuerte si cabe, según iba dando yo los pasos. Y a la tercera que pasé por allí, empezaron nada más verme de lejos, con lo que me ha entrado la risa y he perdido el ritmo... pero me lo he pasado genial!!!!
Los abueletes con los que me cruzo habitualmente, ya me saludan hasta de lejos, y no con un simple movimiento de cabeza, sino agitando las manos, como si nos conociéramos de toda la vida. Cada vez me gusta más salir a mi Parque.
La primavera está entrando por la puerta grande, ya sólo queda que llueva un poco, porque, en algunos tramos, el césped está amarillento, y es una pena que se seque tan pronto.