miércoles, 7 de enero de 2015

A CADA PASO QUE DABA

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Fui acariciando el horizonte húmedo, 
a medida que las gotas de los árboles caían y morían en mis manos, 
mojando mi cara, cayendo sobre mis ojos... 
A cada paso que daba. 

Un sentido reconocía a la vida. 
Esa vida que, a veces, no he sabido vivir... 
recogiendo el aire helado que me envolvía 
cargando mi cuerpo de una energía nueva. 

La sensación de libertad y vuelos sin red... 
provocaba que mi mente se explayase 
retumbando en nuevas notas de color, 
dentro de esta mañana tan gris y espesa. 

Parecía ser etérea, 
ni cuerpo, ni sangre notaba. 
Sólo apreciaba el aire entrar en mis pulmones 
calentándose por el esfuerzo... 

Pronto comprendí que entre tanta soledad, 
se escondían mil rayos de esperanza agolpándose en mi pecho, 
llevando las emociones hasta las lágrimas, 
y los gritos de júbilo y energía acumulada. 

A cada paso que daba, 
mis sueños enardecían la magia del momento, 
con un nuevo brote exaltado 
y rebosante de mil notas de música, 
esa misma que engrandecía mi ser, 
llevándome al culmen de la felicidad. 

A cada paso que daba,  
me llevaba directamente hacia el horizonte húmedo,
a ese lugar donde quería llegar exactamente,
cansada, feliz y con fuerzas renovadas.


DÍA 82. Día 14 del año 2

DÍA 82
Día 14 del año 2

Después de un mes de inactividad, hoy he vuelto a salir al Parque para encontrarme conmigo misma. 
Y digo ésto, porque, a parte de algún que otro despistado o despistada que cruzaba por allí para atrochar, no había un alma en todo el recorrido. 
Era tal la libertad que sentía, que no he podido reprimir las lágrimas. 
La niebla lo envolvía todo. No se distinguía más allá de 100 metros, pero una vez superados los dos primeros km (los más duros), empecé a disfrutar del paisaje. 
Ya no sentía frío, ni me pesaban las piernas. El motor de mi cuerpo se estaba poniendo a punto y yo, en lo único que pensaba era en seguir con ese ritmo, un paso, otro paso... 
Las gotitas de la niebla empaparon mis cabellos, la cara la llevaba mojada y acalorada a partes iguales. Un pañuelo en la mano izquierda me permitía ir limpiando de mucosidades varias la nariz y respirar sin problemas... Incluso esa voz in off, monjil y antipática que me va "cantando" los kilómetros recorridos y el tiempo invertido me parecía hoy perfecta. Casi amigable. 
Y cuando he podido recrearme en el paisaje, ver que allí sólo estaba yo, las lágrimas de emoción han venido a acompañarme nuevamente. 
Pensaba en intentar plasmar lo que iba sintiendo, traduciéndolo en palabras que, enlazadas unas a otras, pudieran de alguna manera transmitir esos pensamientos. Pero creedme que es muy difícil. Ese olor a libertad, a expansión de ideas, a explosión de sentimientos...no es fácil hacerlos llegar más allá de mi persona. 
Empecé a escuchar una canción a través de los cascos, que me elevó de tal manera el espíritu, que en un momento, me encontré cantando a voz en grito, mientras corría por ese parque encantado... Sólo me escuchaban unos pajarillos que bebían de una de las fuentes, y ni si quiera ellos se asustaron, tan impregnada estaba de la magia del momento y el lugar. 
Sin darme cuenta, recorrí los 5 km de un tirón. Sin cansancio, sin dolores, sólo gozando de esos instantes que me da el estar tan dentro de mí... 
Espero volver a salir el viernes con la misma alegría con la que he regresado hoy.