miércoles, 7 de enero de 2015

A CADA PASO QUE DABA

- 336 -

Fui acariciando el horizonte húmedo, 
a medida que las gotas de los árboles caían y morían en mis manos, 
mojando mi cara, cayendo sobre mis ojos... 
A cada paso que daba. 

Un sentido reconocía a la vida. 
Esa vida que, a veces, no he sabido vivir... 
recogiendo el aire helado que me envolvía 
cargando mi cuerpo de una energía nueva. 

La sensación de libertad y vuelos sin red... 
provocaba que mi mente se explayase 
retumbando en nuevas notas de color, 
dentro de esta mañana tan gris y espesa. 

Parecía ser etérea, 
ni cuerpo, ni sangre notaba. 
Sólo apreciaba el aire entrar en mis pulmones 
calentándose por el esfuerzo... 

Pronto comprendí que entre tanta soledad, 
se escondían mil rayos de esperanza agolpándose en mi pecho, 
llevando las emociones hasta las lágrimas, 
y los gritos de júbilo y energía acumulada. 

A cada paso que daba, 
mis sueños enardecían la magia del momento, 
con un nuevo brote exaltado 
y rebosante de mil notas de música, 
esa misma que engrandecía mi ser, 
llevándome al culmen de la felicidad. 

A cada paso que daba,  
me llevaba directamente hacia el horizonte húmedo,
a ese lugar donde quería llegar exactamente,
cansada, feliz y con fuerzas renovadas.


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