lunes, 7 de abril de 2014

TRES PALABRAS

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Todos mis sueños en tres palabras. Amoldándose a mi vida y formando parte de ella. 

Tres palabras que me abrieron el cielo y me condujeron fuera de mi ámbito. 

Para darme la alegría que necesitaba, con tres palabras.

Sólo tres palabras para sacarme de la tibieza en la que me encontraba. 

Tres palabras en las que deposité mis esperanzas y mis pensamientos. 

Sólo con tres palabras se formó un núcleo en el espacio que nos separaba. 
Para dármelo todo, para quitármelo también. 

Una corriente de aire cálido que viene de lo más profundo, en tres simples palabras. 

Tres palabras que florecen, sin más, mis pretensiones y cuando llegan a mí, ya las he convertido en sentimientos. 

Tres palabras en un sueño, escritas sin saber, leídas con amor. 

Sin conocerlo, esas tres palabras calan en mi alma y se asoman a lo desconocido que tanto ansío.

Tres palabras en tres momentos: Lo que pasó, lo que tenemos ahora y lo que llegará mañana.

Tres palabras borradas ahora y que ya nunca podré volver a leer.


DÍA 52

DÍA 52


Muy maaaaaaal.....!!!! sólo 4,14 km en 28:15 minutos. 
Ha sido imposible acabar. Me ha empezado a doler el costado y el estómago. 
He intentando seguir, pero no ha podido ser. Tampoco es cuestión de reventar. 

Lo mejor de todo es que sé el motivo... Os cuento:

Ayer, domingo, estuve en el campo. Y, la verdad, comí bastante light. 
Es decir: Empanada de bacalao (riquísima, tres o cuatro trozos), rabinos de cerdo con una entomatada de esas de "toma pan y moja", morcilla de arroz (la de Burgos de toda la vida), morcilla de Guadalupe, que está para chuparse los dedos y que piqué cuatro o cinco trozos con pan, patatera de Arroyo (uhmmmmm..... qué buena... de esas que se untan....), chorizo de Arroyo también... además de queso y salchichón ibérico... Bebí un vasito de vino rosado y me tomé una copa rebajadísima de "güisky" con coca-cola. Ah!! y el postre: pastelitos de hojaldre rellenos de crema (que cayeron unos cuantos, claro). Como veis, todo muy, muy light

Anoche ya me dolía el estómago. Pero es que, no puedo evitarlo. Todas esas cosas ricas en una mesa y un apetito sin control... qué queréis que os diga... ¡Que me quiten lo bailao! Que también tengo derecho a disfrutar, qué coile!!. 
Total, que para cenar, y haciendo caso omiso al estómago, dí cuenta de las sobras de la empanada de bacalao... 

Esta mañana, en el trabajo, no me he sentido particularmente mal. Pero ha sido empezar a correr... y las morcillas que se han puesto a bailar en el estómago al ritmo de la música que iba escuchando por los auriculares... 
Si es que no podía con mi cuerpo. Lo he llevado arrastrando esos 4,14 km.... A los 3 km. estaba que echaba los higadillos por la boca... y he aguantado hasta que ya no he podido más... 
A todo ello se ha sumado también el calor que estaba haciendo esta tarde...
En fin, no es excusa, lo sé. El miércoles será otro día... (o eso espero).