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Ayer soñó
contigo:
Venías a través de la nebulosa, acercándote hasta llegar
a su lado.
Tus manos recorrieron su cara, y tus dedos acariciaron
lentamente sus labios, dejando escapar un suspiro de anhelo.
Se
perdía en tu mirada y tus ojos la envolvían entre el fuego,
haciendo saltar un latido de su corazón...
La estrechabas entre tus
brazos, susurrando palabras que se perdían en la niebla y juntándoos
hasta casi fundiros.
Notaba en su vientre tu deseo, duro y firme,
haciéndola estremecer con descargas eléctricas que recorrían los
puntos más ardientes de su cuerpo, soñaba contigo y casi era real,
cuando tu boca se cerró sobre la suya, y tu cálida lengua exploraba
sus sentidos, profundizando en una danza que iba más allá de la
pasión.
Las ropas os estorbaban y empezasteis a desnudaros poco a
poco vuestra vergüenza,
mientras el rubor subía y bajaba, y los
gemidos llenaban de vaho la habitación.
Despertó sintiéndose
vacía. Te echaba de menos porque no eras suyo.
Gritaba tu nombre
entre las sombras de su cama... desesperada, perdida, sin ti...
porque, después de todo, ni siquiera te conocía, perteneces a sus
sueños más profundos, más íntimos, más ardientes...
Por eso, allí
estabas siempre, para siempre, para ella...
entre una nebulosa.