miércoles, 30 de octubre de 2013

ENTRE UNA NEBULOSA...

- 32 - 

Ayer soñó contigo: 

Venías a través de la nebulosa, acercándote hasta llegar a su lado. 
Tus manos recorrieron su cara, y tus dedos acariciaron lentamente sus labios, dejando escapar un suspiro de anhelo. 

Se perdía en tu mirada y tus ojos la envolvían entre el fuego, haciendo saltar un latido de su corazón... 
La estrechabas entre tus brazos, susurrando palabras que se perdían en la niebla y juntándoos hasta casi fundiros. 

Notaba en su vientre tu deseo, duro y firme, haciéndola estremecer con descargas eléctricas que recorrían los puntos más ardientes de su cuerpo, soñaba contigo y casi era real, cuando tu boca se cerró sobre la suya, y tu cálida lengua exploraba sus sentidos, profundizando en una danza que iba más allá de la pasión. 

Las ropas os estorbaban y empezasteis a desnudaros poco a poco vuestra vergüenza, 
mientras el rubor subía y bajaba, y los gemidos llenaban de vaho la habitación. 

Despertó sintiéndose vacía. Te echaba de menos porque no eras suyo.
 Gritaba tu nombre entre las sombras de su cama... desesperada, perdida, sin ti... porque, después de todo, ni siquiera te conocía, perteneces a sus sueños más profundos, más íntimos, más ardientes...

Por eso, allí estabas siempre, para siempre, para ella...

entre una nebulosa.  

POR FIN, AL FINAL



- 32 -

Mientras pasaban los días, y sus pasos se perdían por otras calles, ella esperaba.
La mirada se le iba gastando conforme pasaba el tiempo, y cuando al fin aparecía por la esquina, su corazón saltaba de gozo...
Esos segundos, esos minutos en los que sus ojos se cruzaban y casi llegaba a hablarle... diciéndole en silencio todo lo que guardaba en secreto.
Su corazón latía cada vez que aquello pasaba, todas las veces... hasta que comprendió que no quería conformarse, y se tragó su orgullo y la vergüenza, se levantó de su silla, bajó las escaleras y lo esperó en la esquina... 

hasta que él llegó.
La miró reconociéndola.
Había pasado mucho tiempo, su rostro acusaba el cansancio y el paso de la vida. 

Ella sonrió y la sonrisa viajó de su boca a su mirada y fue entonces cuando él...acercándose..., le cogió las manos, y posando sus labios en los de ella, levemente, le dijo entre susurros: 

- "Viniste y yo te encontré...por fin, al final"