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Con la vida en la garganta,
queriendo gritar al viento… ese leve parpadear del aire entre mis dedos, y la
música que se escapaba de puntillas en mis oídos…
Nada parecía ser como antes.
Donde la tierra era estéril y ahora se cuaja de verdes intensos que desprenden
su aroma jugando con las huellas de mi destino, injertadas en la tierra húmeda…
Los charcos en el suelo, me
devuelven el reflejo que nace de los árboles y me cantan, a lo lejos, con su suave vaivén…
Una gota de lluvia se escapa de
una hoja, por encima de mis pensamientos y emergen multitud de colores vivos
que envuelven la gota y la cambian de luz…
Como una lágrima de gratitud, una
porción de tarde de otoño que me invita a correr entre la magia y la realidad
que llevo en mí…