- 115 -
Y yo
que nunca subí a ningún lado, me obligaron a bajar,
cuando
tuve sueños en la nubes, deshicieron mis ropas a jirones
dejándome
sólo despojos y miserias a mi alrededor.
Llevé las manos repletas y me lo arrebataron todo.
Y yo
que nunca dí ningún color oscuro a nadie,
cuando
teñí de rojo mis recuerdos me los arrancaron de cuajo,
borrando los ocres y los verdes de los sentimientos
cubriendo
de negro mi camino.
Y yo
que nunca lloraba por tristezas, ni robaba lágrimas de nadie,
tuve sollozos en vez de risas, llené de desencanto mi baúl de viaje,
y
desde entonces tengo vacía la mirada
y cargo de melancolía el pensamiento.
y cargo de melancolía el pensamiento.
Pero
me levanto una vez más y de mis sueños hago un paraguas
en
donde me cobijo y me resguardo de lo extraño.
Un
refugio tejo con mis hilos, y me hago fuerte entre la soledad,
Alzo
la mirada al infinito y pienso que, después de todo, estoy
aquí,
con
la sonrisa otra vez en los labios y los deseos de volver a
empezar otra vez.