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Ese despertar entre las medias sombras del amanecer, mirar y no ver. Lo que pierdo cada día entre la brisa de la mañana y el pulular de las estrellas al caer la tarde. Porque ahora no estás.
Ni escuchar el sonido de tu voz, esa que me llena y me hace falta. Tan suave. Queriendo profundizarme y envolverme. Tu voz... cuando no hablas y aparece en mis recuerdos. Como ahora cuando no estás.
Embebida en esa mirada a veces oblicua, que me toca sin ver. Confunde mis sentimientos hacia ti, porque no sé leerla. Y me pierdo entre las huellas de tus manos en mi piel. Como en cada sueño, porque ahora no estás.
Observo a lo lejos, y pienso en la distancia, sólo física entre tú y yo... Noto la caricia de tu mente cuando cierro los ojos, como ahora, cuando no estás.
Sintiéndote cerca, sólo con recordar tus palabras y las risas, que me envuelven en esta noche fría y vacía, en la que imagino tus besos, porque ahora no estás.
Y por fin, cuando la noche se rompe y el silencio estalla en un millón de colores, siento la esperanza del amanecer. Asoma un nuevo día en mi corazón, en el que sé que estarás para mi.
