Día 89. Día 21 del año 2
Hoy he salido a correr. Necesitaba reencontrarme con ese espacio en el que estoy yo sola.
Sola con mi música, el cansancio, la respiración, el calor, el dolor de piernas, la pesadez de las rodillas... pero sintiéndome libre y feliz como no me siento en ningún otro sitio...
El parque estaba precioso, tan verde y tan vacío. Con ese verdor aún fresco que levanta un ligero aroma a hierba recién cortada y árboles regados...
Aún en el ambiente, de vez en cuando, aquellas pequeñas partículas que parecen plumas blanca y que desprenden los chopos, se agitaban en pos mío. Molestas y dulces a la vez: Molestas porque entorpecen para respirar al compás de la carrera, dulce porque se posan en las cunetas como si fueran copos de nieve en primavera...
Al pasar entre los árboles podía sentir el frescor de las sombras que me mecían y permitían sentir ese alivio momentáneo escondida del sol, que aún con la tarde casi caída, conservaba esa fuerza de los días de mayo...
Cuando he subido la primera cuesta, ha sido como un triunfo otra vez... Poder llegar a la cima y sentir la relajación en los músculos una vez empezada la cuesta abajo...
He ido dosificando mis fuerzas para no dejarme llevar. De esa forma espero no resentirme los días venideros, y poder gozar pronto, otra vez, de esa sensación única que tengo mientras mis pies corren atravesando la libertad.