lunes, 25 de noviembre de 2013

PARA ELLOS, PERO SOBRE TODO PARA VOSOTRAS...

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Por haber sido MUJER, he tenido que aceptar que me releguen a un plano inexistente, sin contar con mis opiniones, mis sentimientos, mis aspiraciones.

Por haber sido hombre, he podido hacer prevalecer mis ideas, mi valor, mi sabiduría, mi autoestima.

Por haber sido MUJER, he tenido que soportar vejaciones de todo tipo, he tenido que dejar que me marquen a fuego, que me quemen, que me insulten, que me asesinen...

Por haber sido hombre, he podido tener a una persona a mi lado, para que hiciera todo aquello que yo no quería, que no me he molestado en aprender, que trabajaba para mí sin tener que pagarle un sueldo.

Por haber sido MUJER, he tenido que asimilar que mi papel era el de estar bajo la supremacía de otro ser humano más fuerte físicamente, con el que tenía que convivir todos los días.

Por haber sido hombre he podido marcar a la persona que vive conmigo de cualquier manera, ya sea en su cuerpo o en su alma. Con mi fuerza o mis palabras y hacerla mía, escudándome en palabrería inútil y en gestos sin sentido.

Pero...

Por ser un hombre, no debo permitir que nadie imponga su criterio con la violencia, pensando que es un ser más débil y que lo hace por su propio bien.

Por ser MUJER debo gritar mi libertad al viento, debo hacerme oír por encima de las voces que pretenden apagarme, escudándose en la religión, en la costumbre, en la ignorancia...

Por ser un hombre, no tengo que vivir creyendo que puedo burlarme del físico de otro ser humano, de creer que todo es sexo, y de que yo soy mejor por el simple hecho de poseer atributos físicos que otras personas no tienen.

Por ser MUJER tengo derecho a ser un individuo con las mismas necesidades, las mismas obligaciones y deberes como cualquier otro, sin importar la talla de mi sujetador o lo ceñido de mis pantalones.

Por ser un hombre, debo defender a todos los seres humanos de agresiones, vejaciones e insultos.

Por ser MUJER puedo ser yo misma, sin sentir vergüenza, ni saberme inferior, estando orgullosa de mi persona, no dejando que nadie discrimine a nadie...

Por todo ello, por ser una PERSONA, debo proteger la libertad de los que me rodean y luchar por un mundo donde todos se respeten, se acepten, se valoren, se permitan crecer como INDIVIDUOS enteros sin estereotipos que nos encadenen y nos conviertan en algo inferior a nuestra condición de seres HUMANOS con capacidad de pensar, de sentir... en definitiva de SER.


DÍA 28

- DÍA 28 - 

Jo! No he podido acabar los 5 km. IMPOSIBLE!!!! y ¿sabéis por qué? 
Pues muy sencillo, veréis:

Ayer, como muchos sabéis, hice un perolo de migas extremeñas, que me traje del campo, para desayunarlas durante esta semana. 
Tenía muchísimas ganas de migas, porque el año pasado, con tanta lluvia, paré poco por el campo y a mí me gustan hacerlas a la antigua usanza, es decir, al calor de la lumbre. 
Mis hijos, para cenar anoche, se comieron casi todo el perol, aunque tuvieron la deferencia de dejarme unas pocas. 
Yo no cené porque había quedado saturada de panceta, chorizo, carne... y todo lo que se pueda uno comer en el campo. 
Esta mañana, me levanté con hambre y he desayunado un plato inmenso de migas. 
Toda la mañana, en el trabajo, he estado pesona, pesona... las migas se habían aposentado en mi estómago y me producían malestar... He cometido el error de estar bebiendo agua todo el rato, y claro, con el agua esas migas han doblado su volumen y ya no me cabían. 
He estado levantándome y sentándome toda la mañana. 
Cuando he llegado a casa, me tenían un plato de patatas con carne, un poquito picante (como a mí me gusta), encima de la mesa... no tenía intenciones de comérmelo entero, por el dolor de estómago, pero ¡qué queréis que os diga! Yo he nacido “Carpanta” total, y me lo he comido entero. Mi estómago ya no es el que era, después de haber adelgazado tanto... 
Me he tomado un “Almax” y listo!!. 

He salido a correr.... 
Oye!, más bien...! 
hasta que ha llegado un momento en que he sentido cómo las migas del desayuno, se han revolucionado en mi estómago y han empezado a saltar y a bailar... ¡con una alegría...! me llegaban hasta la garganta, y volvían a bajar por el esófago cantando al son de mis zancadas. 
Según daba un paso... las migas subían; daba otro paso, las migas bajaban... 
Delante de mí, el “Jerry Lewis” que iba corriendo a “todo me té”, y a mí me pesaba aquello como una losa... 
Así que, he tenido que parar, porque si no, lleno el Parque de migas. 

Lo peor es que creo que no las voy a volver a comer por lo menos hasta el año que viene... snifff!! “Ahjita” me he quedado. Hasta el miércoles!!!