miércoles, 26 de marzo de 2014

YO ERA COMO EL VIENTO

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Yo era como el viento. 
Me confundía con la sangre que corría ofreciéndome en el horizonte un futuro incierto, apagando el aliento con cada paso que daba.

Yo era como la sangre. 
Se mezclaba con el viento levantando sentimientos que creía escondidos entre mis sueños. Tan inseguros y lejanos. Formando parte de ese pasado olvidado.

Yo era como los sueños. 
Tan etéreos y obstinados como lo son, oscuros y perdidos, los pensamientos entre mi vida. Llenando de vacío las ilusiones que había retenido hasta ahora.

Yo era como la vida. 
Se mecía entre la música para darme las notas que necesitaba para mis sueños. Recogiendo la sensación de libertad que se escapaba entre los lazos de un despertar.

Yo era como la música. 
Escurriéndose entre mi vida para buscarte entre el viento y besarte cuando te encuentre entre las ruinas de mi corazón y poder descansar contigo al final de la tarde.

Yo era como el viento... 
En un círculo sin fin. Empezaba como una rueda que no dejaba de rotar, para verte llegar siempre en cada vuelta. Abrir los ojos y mirarte de nuevo. Para tenerte por primera vez y no dejarte ir. 

DÍA 49

DÍA 49

5 km en 32,28 minutos. No está mal. Mi mente iba por un camino y mis piernas por otro, por ese motivo no me he enterado casi del cansancio ni de las ganas que siempre tengo de terminar. La verdad es que, a veces, me abstraigo tanto que, cuando me doy cuenta, ya casi he llegado a los 5 km. A lo mejor hoy, podría haber seguido hasta los 6, pero al final me paré en el mismo punto de siempre, como por inercia (es que ya le tengo cogidas las vueltas...). 

En lo único que me he fijado hoy es en los bancos. Como no había nadie, estaban todos vacíos. He recordado que hace aproximadamente un mes, los pintaron todos, aprovechando el buen tiempo que empezó a hacer. Pero, a alguna cabeza pensante, se le ocurrió poner una cartel de papel, en el que advertía que el banco estaba recién pintado, y que no se sentara nadie. Pues bien, los restos del papel con la advertencia, se puede apreciar todavía en más de un asiento o respaldo de los bancos del Parque, ya que al colocarse con la pintura reciente, se quedaron pegados y adheridos a la madera... Ainsss!!! qué chapucilla !.

Por otro lado, un perro, un doberman negro, me ha dado un susto de muerte. Ha salido, como de la nada, corriendo a gran velocidad, derecho a beber agua en la fuente que hay en el centro del Paseo. El corazón lo he notado directamente entre mis dientes. Me he parado de pronto mirando para todos los lados buscando al dueño, para que, al ver mi cara de pánico, llamara al perro y lo alejara de mi lado. Pero se ve, que el animal lo único que quería era beber, porque salvo una mirada de soslayo que me tiró, no me hizo el menor caso. 

Después de todo, hoy más que ningún día, he disfrutado con la carrera, ya que he estado dentro de mi mundo interno más profundamente que nunca.