DÍA 49
5 km en 32,28 minutos. No está mal. Mi mente iba por un camino y mis piernas por otro, por ese motivo no me he enterado casi del cansancio ni de las ganas que siempre tengo de terminar. La verdad es que, a veces, me abstraigo tanto que, cuando me doy cuenta, ya casi he llegado a los 5 km. A lo mejor hoy, podría haber seguido hasta los 6, pero al final me paré en el mismo punto de siempre, como por inercia (es que ya le tengo cogidas las vueltas...).
En lo único que me he fijado hoy es en los bancos. Como no había nadie, estaban todos vacíos. He recordado que hace aproximadamente un mes, los pintaron todos, aprovechando el buen tiempo que empezó a hacer. Pero, a alguna cabeza pensante, se le ocurrió poner una cartel de papel, en el que advertía que el banco estaba recién pintado, y que no se sentara nadie. Pues bien, los restos del papel con la advertencia, se puede apreciar todavía en más de un asiento o respaldo de los bancos del Parque, ya que al colocarse con la pintura reciente, se quedaron pegados y adheridos a la madera... Ainsss!!! qué chapucilla !.
Por otro lado, un perro, un doberman negro, me ha dado un susto de muerte. Ha salido, como de la nada, corriendo a gran velocidad, derecho a beber agua en la fuente que hay en el centro del Paseo. El corazón lo he notado directamente entre mis dientes. Me he parado de pronto mirando para todos los lados buscando al dueño, para que, al ver mi cara de pánico, llamara al perro y lo alejara de mi lado. Pero se ve, que el animal lo único que quería era beber, porque salvo una mirada de soslayo que me tiró, no me hizo el menor caso.
Después de todo, hoy más que ningún día, he disfrutado con la carrera, ya que he estado dentro de mi mundo interno más profundamente que nunca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario