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Era
tu voz escuchada, tu tono dulce en mis oídos,
era
tu risa entre velada, tu risa y tu forma,
en
las palabras que ibas pronunciando con el tono apagado, casi en un
susurro...
que
cuando las tengo, las miro y sonrío.
No
puedo hacer otra cosa que perderme en ti... en tus ojos que me miran
sin saber lo que siento.
Tan
fijos y directos cuando escuchas... recorriendo mi rostro y
sonriendo...
me
pregunto tantas cosas cuando no estás conmigo...
Sé
que son dos o tres... no puedo evitarlo. Tan distintos y tan
exactos...
Son
dos o tres... nada más... pero que me llenan en distintas fases y me
llevan a diferentes sitios...
El
primero no me ve, el segundo no me entiende y el tercero... no sé si
llega por fin a su destino...
Mientras,
abro los ojos y, poco a poco se librera en mi interior, algo que te
llevaste hace tiempo...
El
mar ruge entre mis paredes para llegar devastando mis sueños y
haciéndolos añicos...
La
furia descarga mi ira para lentamente llegar la calma...
no
tengo miedo y sin embargo...
Se
rompen en dos las hojas donde escribía mis besos llenos y mis
deseos.
Era
invierno y la tarde me traía la noche muy pronto...
Me
siento lánguida y vacía porque tú no llegas nunca,
Ni
ayer, ni hoy, estoy sin saber de ti, de tu corazón... tal vez
mañana.
Pero
no dejo tu estela, porque no quiero perderte otra vez.
Eres
el adiós, y el recuerdo... etéreo y sin formas, para darme tanto,
para quitármelo todo...