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Tenía mariposas en el
estómago.
Pero no eran mariposas de
esperanzas.
Eran de anticipación y
tristeza.
No dejaban de revolotear
alrededor de su cabeza también,
le dejaban embotada la
memoria, y la sonrisa escondida.
No quería sentir, ni
soñar...
No quería respirar
Ya no.
Las mariposas se
escapaban de vez en cuando,
cuando las lágrimas
amenazaban con regresar.
El momento se había
hecho añicos,
sin trozos para recoger,
sin nada para componer.
No quería sueños, no
quería nada...
No quería respirar
Ya no.
El miedo la hacía
empequeñecerse, desaparecer,
sintiendo que no es
nada...
cubriendo, como un
fantasma, los caminos de su vida.
El frío provoca que
castañetee los dientes,
el frío y el miedo
No
quería volver, no quería vivir,
No
quería respirar
Ya
no.