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Dejaba
pasar el tiempo contando cada minuto... en silencio.
Mientras caía la tarde sobre las sombras
y
quedaba una estela ínfima de luz mortecina...
extiendo
los brazos y respiro...
Este
aire está cargado de heladas partículas
que
se cuelan en mis pulmones,
dejándolos
llenos de sensaciones,
dejándolas escapar después en un cálido suspiro
mientras
pienso en ti...
Me
vacío poco a poco de esta prisión y voy siendo libre...
Creo
que, a veces, me miras sin yo saberlo,
porque
de alguna manera, intuyo que estás aquí conmigo...
me
provoca un estado de calma que se convierte en sueño infantil y
puro,
profundo
y sencillo, sintiéndolo bailar, estremeciendo el pulso caliente en
mis venas...
Me
voy transformando lentamente,
me
convierto en un pequeño instante en el que te siento cerca,
abrazándome
desde la lejanía... notando tus brazos y tu cuerpo rodeándome...
Pero
ni si quiera estás aquí...
era
un sueño...
con
el que imagino todos los días,
y en
el que también espero...