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De tan callado se escuchaba, de tan callado...
Los latidos de su corazón al compás que sus pasos,
De tan callado era ese silencio en el que se envolvía,
para no pensar, para no sentir...
En ese silencio en el que le hablaba sin palabras y sin voz...
No quería mirarla y sin embargo, sus ojos la buscaban en los rincones...
De tan callado, que apenas, perceptiblemente,
se estremecía el aire que ambos respiraban.
Sin querer hacer, se deslizaba una nota de su garganta,
para preguntar, para saber...
De tan callado, que no quería que ella supiera que estaba allí,
de alguna manera, presente.
En el silencio callado, en la esperanza de un mañana...
Tal vez, de alguna forma, tan callada como él,
se presientan en la noche y se busquen todavía...
para tenerse, para completarse...
Tan callado ahora para despertar en el tono de su risa
y subir el diapasón hacia la música que ella le tocaba...
De tan callado que no recordaba haberse perdido entre su mirada,
para llenar los vacíos que ella tenía,
para tener los minutos que ella lloraba...