EN EL PARQUE (8)
Han pasado varios meses desde
que le vi por última vez, aquí, en el Parque, cuando aquellos
disparos y el miedo que sentí entonces, por su seguridad, por mi
vida... no lo olvidaré nunca... Él dijo que volvería, pero no
volvió... y desde entonces le espero y le extraño.
Todos los días bajo al
Parque para correr, no me permito pensar que nunca va a volver... no
sé quién es ahora. La policía me explicó días después que su
nombre no es Javier, que no se dedica a la publicidad, que en verdad
es un agente infiltrado que va de acá para allá, poniendo su vida
en peligro, aparentando lo que no es para descubrir delitos de
contrabando y robos... pero yo sé que le conozco, parte de su
persona se posó en mis sentimientos... ¿por qué no me lo dijo?.
Ahora huele a primavera
en el Parque, y reverdecen los setos, y los árboles se van llenando
de hojas otra vez.
Marzo... el mes más
bonito... Corro por el sendero donde le vi por primera vez, y mis
ojos descubren una silueta apoyada en uno de los árboles. A medida
que me acerco contemplo su estatura, su presencia, su mágica
sensualidad, esos brazos cruzados en el pecho y esa sonrisa... Él,
allí, esperándome... me detengo bruscamente a escasos pasos,
contemplando su rostro sin que mi mente pudiera ir más allá...
La miro allí parada, y
no dejo de preguntarme qué pensará de mí... si querrá que le
explique mi vida, tan complicada y peligrosa, si querrá compartir
conmigo parte de esa vida...
Sus ojos me miran
fijamente y yo no sé qué hacer. Me acerco a ella, lentamente, mis
brazos se extienden queriendo abrazarla, mis dedos rozan su cara
apartándole un mechón de su cabello que caía sobre uno de sus
ojos... ella se estremece y noto que la sorpresa deja paso a la
expectación...
Me acerco muy lentamente,
mientras le miro la boca, sé lo que quiero, no sé si ella lo querrá
también. Mis labios se abren poco a poco para encontrarse con los
suyos, tan suaves, con su aliento cálido que me envuelve y me vuelve
loco... Huele a frescor, a hierba, huele a amor...
Mientras le acaricio los
labios con los míos, noto su temblor y mi excitación va en aumento
cuando siento sus manos rozar mi nuca... cada vez estamos más cerca,
cada vez estrechamos más nuestros cuerpos...
Porque la echaba de
menos, porque la quiero, porque no quiero perdérmela más...
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