lunes, 24 de febrero de 2014

MI GATO

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Es triste pensar que el ser vivo que más me quiere sea un gato... 

Cuando me mira, con sus grandes ojos azules, tan transparentes, es cuando creo que casi toco su alma, tan profundos y claros son, deshaciéndose cuando le acaricio, aunque sólo sea levemente, y siento que se estremece cerrando los ojos... 
Se sube a mi regazo e intenta llamar mi atención, me tiende su pata pidiéndome que le quiera igual que lo hace él conmigo...

Ese amor es tan incondicional que, aunque no le haga caso, ahí está...siempre, de lejos, mirando de reojo, sin preguntas, sin querer nada a cambio... le basta sólo que yo esté allí, cerca de él, para sentarse a mi lado y de vez en cuando, rozándome con cara de enamorado...

Tan déspota y despreocupado que parece ser con todo lo demás... y sin embargo siempre espera que me mueva y camine para ir entre mis piernas, provocando que me tropiece cada dos o tres pasos...

Esta es mi sensación: que no hay un ser vivo que me ame con tanta profundidad y tan desinteresadamente... Si lo analizo, es hasta triste.

Tanto que, mirándolo, acariciando su suave pelo, escuchando cómo ronronea de placer... no he podido evitar que al menos, un suspiro se me escapara...

Mi gato, mi amor, mi vela, mi barco, mi casa, mi gratitud, mis defensas, mi sensibilidad, mi corazón...

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