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Empezaba
a fluir en mi cabeza... palabras, letras, ideas... bullían como
burbujas en mi cerebro... sin una causa manifiesta.
Quería
apilarlas y colocarlas por orden y, cada vez que lo intentaba, se me
caían, se tropezaban unas con otras, entorpeciendo la corriente que
manaba desde lo más profundo...
Ideas
y sentimientos se mezclaban sin tener principio ni final...
Unas
gritaban, deseando salir de una vez; otras se escondían en lo más
recóndito para aparecer cuando no se las esperaba.
Algunas
con una timidez incomprendida, las más con valentía y tesón...
Todos
esos pensamientos que se me enredan y quiero darles vida...
En
el centro, rondando todas las sensaciones, tengo la más nueva y
sencilla, la que siempre está, de la que no puedo desprenderme
nunca.
Se mueve de un lado a otro, sin dejar apenas huella. Pero a
veces, se hunde clavándome con las uñas en el corazón.
Es
cuando saltan las chispas de la melancolía y la tristeza.
Otras
veces se desnuda y se muestra tal y como es, roma y sin aristas.
Hoy
la tengo en silencio hasta que salte, con una palabra o
un rayito de luz que se cuele por entre las rendijas de mis
recuerdos, trayéndomelo otra vez, como todos los días de los que
llevo últimamente...
Mañana,
tal vez, me quede dormida y se me presenten los sueños imposibles con
los que rondo ahora mi vida.
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