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Surgió de la nada, de la nada en un todo, porque de pronto tu voz me vino y me envolvió, y no supe qué decir.
Nació de la confusión y las preguntas que van y vienen en mi ventana, de un rayo de valor y ahí estaba tu voz.
Tan lejana en el aire, tan llena de ti en mi corazón. Tu voz... Con burbujas y música que temblaban en la mía, y no sabía qué decir.
Las palabras se morían en mi boca, sin creer que estaba contigo sin tenerte.
Un temblor que se anidaba en mi cuerpo, tu voz me envolvía y me hacía girar.
Removiendo las sensaciones que una vez tuve y trayéndolas hasta aquí, no sé por qué, porque no sabía qué decir.
Después, cuando me llegó el silencio y tu voz se fue sin despedirse, quise haber dicho lo que nada tengo que decir.
Queriendo guardarla y desvaneciéndose cada vez que intentaba recordar. Tu voz...
Subía como la espuma, bajaba como una canción en su final y me llenaba de luz.
No tenía palabras porque no supe qué decirte.
Tu voz, que eres tú, deseando que todo pase dejándome besos de verdad en los labios...
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