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A veces se asienta en mi mente, y trata de quitarme lo poco que soy. A veces, no siento ni respiro si no es através de otros. No importa la vida ni las razones. No soy como yo. Es un nudo que se instala en mi cuerpo y no me deja pensar.
A veces no lo sé y brota de mi en un rayo, convirtiendo el tiempo en agua. A veces, sueño con nubes que no son y se reflejan en mi cuarto vacío. No sé vivir sola y debo aprender. A subir y bajar esperanzas que me acercan más o me alejan del todo.
A veces no me conozco y tropiezo. Intento forzar el momento en un instante sin permitir reposar el reloj. A vecer, el impulso me obliga a paralizar la sangre que se acumula entre mis manos, convirtiendo en latidos falsos las palabras huecas y el amor.
En esas veces es cuando dejo escapar lo que no he tenido nunca. Y me desespero para volver a empezar. Guardándolo todo en un cajón esperando que un día decida salir y volar...
Volar de una vez sin mirar atrás, sin hacer preguntas, sin razones ni por qué...
Volar y no depender de ningún sentimiento que me empequeñezca y me provoque más lágrimas.
Volar y no llevar el peso de nada, ni arrastrar a nadie nunca más.
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