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El momento pasó por su lado, y no dijo nada.
Era la luz mortecina de sus sentimientos lo que impedía que brotara la locura.
No quedaba en ella nada de lo que alguna vez fue.
Tan sólo retazos de hilos de vida y recuerdos.
Construía a cada paso, una nueva vida.
Rehacía su lugar una y otra vez, para que fuera su refugio.
Despertando cada amanecer para acercarse cada vez más,
a esos brazos que la esperan cada minuto.
Entre los besos y los sueños que comenzaron a tejer a través de risas y confidencias.
Cada día, cuando sus ojos descansan y solo piensa en él,
deseando que su mundo se transforme
en aquellos sentimientos que brotaban pausadamente de su corazón,
Poco a poco, lentamente...
Entre ellos y el amor.
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