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Parecía que la tarde se difundía entre sus manos sin que el tiempo le diera una tregua...
Aquella noche de verano estaba descompasada. La música que siempre sonaba en su calle, se había alejado, dejando una estela de silencios rotos en el paisaje...
Acercaba la mirada y desenfocaba la vida.
Una nube solitaria se escapaba entre las sombras de las horas y mecía el sueño entre suspiros y susurros velados.
La sonrisa que dibujaba su boca se fruncía en besos imaginados...
Nunca soñó como ahora lo hacía, mientras la felicidad se agolpaba en su garganta pugnando por salir vencedora...
Era asombro y timidez a partes iguales.
Para no sucumbir y despertar después, sin que se hubieran hecho realidad sus ilusiones...
El espejo le devolvía aquella expresión perdida en los años, envuelta en los pliegues de su piel, aquella que profundiza en sus sentidos.
Dándole la hermosura de los años aún no vividos.
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