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Mientras el sueño me adormece,
mece la risa y el aire me envuelve,
mi mente se acerca y seduce la tarde
entre el calor y el sueño...
Los brazos, sin fuerza,
abrazan las inquietudes y el desafío.
No tengo nada para darte.
Vacía y sin color hasta ayer...
No soy nada.
Nada escapa, ni se difumina.
Te siento esperándome
entre las luces de este atardecer azul...
Titilan las estrellas de agosto
en este verano perfecto,
Construyendo una vida,
dejando lágrimas en el camino.
Y siempre tú, detrás de cada palabra,
de cada aliento, de cada mirada...
Te presiento conmigo
en el calor de tus venas,
para cubrir mi cuerpo de hilos tejidos,
tal y como hice mis besos para ti...
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