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Dejaba caer
los brazos lánguidos,
al compás de
las notas laxas,
entre el
calor y el sopor de la tarde,
acompañado
de retazos de rayo de luz,
que me
atraviesan en este agosto trabado.
El color se
empaña,
derritiéndose
al ritmo de mis pasos lentos.
Entremezclando
palabras en un vaivén de pequeñas ráfagas de aire caliente.
Agosto que
se escapa y me funde en la noche tardía.
Me pierdo
entre teclas y luces,
de entre las
llamas de una luz mortecina,
arrastrando
los sueños por entre las sombras,
sin la brisa
que mezcle los tonos del calor y la voz serena y lejana …
(Obra de Adonay Kustanilló)
Acrílico sobre lienzo 36 x 48 cm
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